Sistema
de consumo y explotación de nuestros recursos
Reconocemos el valor de las cosas cuando ya no están, nos recriminamos
por no haber valorado en el momento lo que carecemos ahora. Hablamos de un
tiempo en el que podíamos salir a caminar y se respiraba aire puro, fresco, en
un entorno agradable; poder sentarnos en un parque a contemplar el paisaje de
la ciudad integradora de lo natural….
Cuando miramos atrás apreciamos lo que éramos y en qué nos hemos
convertido… y por supuesto ¿cómo en un tiempo mínimo hemos saturado nuestro
planeta de contaminación y restado vida, consumiendo sus recursos naturales a
un paso tan acelerado?
Seguro se hacen esta pregunta ¿En qué momento sucedió todo esto y porqué
quedamos atrapados en un sistema de consumo lineal e insostenible?
Poco después de la segunda guerra mundial con el diseño industrial de
los años 50 nace el concepto que nos lleva a ser sociedades consumistas, derrochadoras
y por supuesto grandes contaminantes del medio ambiente. En el 1955 el Señor
Victor Lebow (analista de mercado
estadounidense) crea “la obsolescencia programada” (diseñado para ser desechado) y la “obsolescencia percibida” (convencernos de tirar cosas que aún son
perfectamente útiles). La idea era generar un estilo de vida basado en el
consumo desmedido, para incrementar las ganancias $ en menor tiempo pero, acelerando
el nivel de producción agotamos nuestros recursos naturales evitando la posible
regeneración de los mismos. El calentamiento global de la tierra y el tan
mencionado cambio climático antropogénico son parte de las consecuencias de
este sistema de (explotación – producción – distribución – consumo – desecho).
Permitiéndonos
ser parte de este sistema lineal estamos propiciando la explotación ilimitada
de los recursos y la generación descontrolada de residuos… pero nosotros habitamos
un planeta finito. Al ritmo que llevamos hoy día necesitaremos 5 planetas para
satisfacer todas nuestras necesidades presentes, esto no es sostenible, de
hecho no es posible la vida sin recursos naturales, por ejemplo, el agua es
nuestra fuente de vida, solo el 2,75% del agua del planeta es dulce, y mas del
90% de la misma se encuentra en los casquetes polares y masas de hielo; si
continuamos calentando el planeta, los glaciares se derretirán perdiendo gran
parte del agua dulce que necesitamos para subsistir.
El otro
porciento del agua dulce la encontramos en ríos, manantiales, lagos y lagunas;
en estos habitan especies de flora y fauna necesarios para el equilibrio del
planeta, si los contaminamos estamos envenenándonos nosotros mismos.
Así como el
agua, también contaminamos el aire y la tierra. El metano, el CO2 y el óxido
nitroso son los gases mas producidos por las industrias, ganadería,
automóviles, aviones y demás. Estos aumentan la temperatura del planeta, además
de enfermar nuestros pulmones y demás seres vivos.
¿Qué podemos
hacer para ser parte de la solución y no del problema? Primero necesitamos
cambiar el sistema lineal por uno cíclico, es decir, en lugar de desechar,
reciclamos. El reciclaje nos ayuda a reducir la cantidad de residuos que generamos,
pero reutilizar siempre será mejor que reciclar, pues reciclar es un proceso
industrializado, sin embargo, no es la solución de fondo. Si reducimos nuestro
consumo a lo realmente necesario, extendemos el tiempo de uso de nuestras cosas
y reciclamos, estamos disminuyendo la huella ecológica generada por la
explotación de recursos y contaminación del medio.
Ayudemos
nuestro medio ambiente, solo tenemos un planeta para vivir y debemos cuidarlo.
Piénselo de esta manera… usted no contaminaría su casa, y su casa es el planeta.
Piénselo de esta manera… usted no contaminaría su casa, y su casa es el planeta.
Escrito por: María Isabel Serrano Dina
-Publicado Sábado 2 de Junio 2012, Revista Zona N del Listín Diario, Santiago, Rep. Dom. -
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