La movilidad urbana es tema importante en el desarrollo de la ciudad, es
uno de los aspectos que promueven el urbanismo sostenible. La forma como nos
movemos en la ciudad, es indispensable para considerar su nivel de
Sostenibilidad ó Insostenibilidad.
En artículos anteriores sobre temas relacionados a la Sostenibilidad
Urbana, señalo los fundamentos de la incoherencia existente entre los planes de
desarrollo de la ciudad y lo que se ejecuta, muchas veces se realizan obras con
un propósito, pero la escasez de “involucramiento” con la sociedad en todas sus
escalas, es decir, conocer a fondo para quien se planifica y que se busca con
eso, muchas veces genera resultados diferentes a lo esperado. La consecuencia
de esa relación superficial “carencia de interacción
verdadera” con la sociedad es lo que construye una ciudad utópica, donde la
intención inicial queda planteado en los libros y planos… cuando en la práctica
la realidad es otra.
La movilidad de la ciudad de Santiago está condicionada por la pobre
gestión administrativa de dos sectores muy fuertes del tránsito, el trasporte
público y el transporte privado, donde el peatón no le duele a nadie.
Todos conocemos nuestra realidad, incluso cuando los políticos quieren
disfrazarlas con verdades surreales ó vistiendo la “mona de seda”… ¿pañitos
tibios?, pero la verdad es irrefutable y visible, especialmente en una sociedad
que empieza a despertar del letargo consciente.
El recorrido diario por nuestras calles, revela una estresante rutina producto
del enfrentamiento con la crisis del
tránsito… un caso en particular que urge resolver… tenemos cada vez mas líneas
de concho, sinónimo de un transporte público ineficaz, inseguro y altamente
caótico, en lugar de autobuses en buenas condiciones y rutas organizadas, que
motiven los ciudadanos a usar el transporte público.
Por cada nueva línea de concho encontramos un negocio redondo que a
pesar de envenenar la ciudad con su exceso en volumen y contaminación, pesa más
el beneficio económico de esos cuantos, incluyendo la administración pública…
el lucro individual sobre el colectivo.
Los taxis también representan un agravante al tránsito regular; este
servicio de transporte público se ha incrementado significativamente,
aumentando la congestión del tránsito vehicular.
En cuanto al servicio de autobuses públicos, muchos se estarán
preguntando ¿Qué pasó con las 120 OMSAs que iniciaron en el 1996?... lo que mal
comienza mal termina, autobuses obsoletos y explotados, comprados por el
gobierno dominicano de ese momento; incorporados al sistema de transporte
público sin un profundo estudio previo que persiga permanencia y eficacia del
mismo. Como resultado, cada año sumaban mas los autobuses fuera de servicio. De
44 autobuses en operación en 2006, al 2010 operaron 24, según datos de la
Oficina Metropolitana de Servicios de Autobuses (OMSA), y la cifra continúa en
descenso. Ampliaré la semana próxima.
Escrito por: María Isabel Serrano Dina
-Publicado Martes 19 de Febrero 2013, periódico La Información, Santiago, Rep. Dom.-
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