Imaginemos la
ciudad como un gran sistema interconectado, resultado de los asentamientos
humanos en el territorio, en el cual interactúan procesos naturales y
artificiales, sociales, ambientales y económicos; donde la ciudad actúa como un
mega ecosistema.
Las ciudades,
además de ser edificios e infraestructuras, operan como inmensos procesadores
de materia prima, actividad necesaria para abastecer las comunidades humanas y
cubrir sus necesidades.
El Metabolismo,
en ciudades sanas, funciona de forma cíclica, en el cual el final de la vida
útil de un producto, da inicio a uno nuevo; los desechos inorgánicos terminan
convirtiéndose en materia prima de otros productos, y de los desechos orgánicos
se fabrica abono ó (composte).
Un metabolismo
urbano sano, promueve el desarrollo de ciudades mejor integradas en su
territorio, mas atractivas, mas verdes… mas hermosas, mas integradoras, mas
competitivas, y humanistas, como nos pide la carta de Copenhague presentada en
la cumbre de Río+20 de 2012.
El metabolismo
urbano nos muestra el comportamiento de las ciudades en relación al medio
natural y artificial. Para identificar el estado de este comportamiento se
utilizan indicadores relacionados con el metabolismo urbano: el ciclo del agua,
la generación de residuos, la energía, la movilidad, el uso de suelo, y un
nuevo postulante que aún genera polémica: El Cambio Climático inducido por la
actividad humana.
Con el
constante incremento de la población urbana, consecuencia de la migración de
las poblaciones rurales a las ciudades, la sostenibilidad del metabolismo
urbano representa un reto oportuno de crecimiento organizado: viable, vivible y
equilibrado.
Según un
informe de Naciones Unidas, sobre el estado de la población urbana mundial
(2009), desveló que el 50.5% de la población mundial reside en zonas urbanas.
De acuerdo con este informe, Norteamérica, América Latina y el Caribe, Europa y
Oceanía, están altamente urbanizados, con el 84% de las personas viviendo en
las ciudades. La proyección del informe
indica que esta cifra seguirá en aumento. En contraste, África y Asia, presentan
un 41% de población urbana. Se estima que para 2050 lleguen al 62%.
Los datos
compartidos en este informe, revelan una realidad ineludible y preocupante, que
ataca directamente el metabolismo urbano, y altera su equilibrio: combinar el vertiginoso
crecimiento de la población mundial y su “consumismo”, con la inestabilidad
climática fruto del acelerado calentamiento global, del cual la raza humana es
parte responsable, resulta en la inseguridad que vivimos actualmente, y la
incertidumbre del futuro en corto plazo.
¿Convendría
entonces considerar, la inclusión del indicador de cambio climático, en el
análisis del comportamiento del metabolismo urbano?
Soy de las que
piensa que solo se necesita saber sumar y restar. Los informes, productos de
estudios e investigaciones científicas, relatan verdades y escenarios que
algunos han decidido ignorar.
Escrito por: María Isabel Serrano Dina
-Publicado Martes 9 de Abril 2013, periódico La Información, Santiago, Rep. Dom.-
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