¿Vale
la pena luchar por una vida digna, los derechos civiles, por garantizar calidad
de vida y un país vivible, democrático y viable? ¿Qué si vale la pena? Respondo
con otra pregunta… ¿Qué sentido tiene vivir sin identidad ni dignidad?
De
nada sirve establecernos en mundos burbuja paralelos, en el que cada individuo
actúa programado a vivir a pesar de, acostumbrándose a, y resignándose en
recibir lo que otros deciden darle… en esta sociedad la dignidad consiste en
demostrar quien es mejor ó quien está por encima de, en un estado banal de la
insoportable levedad del ser humano. Contrario a esto, la dignidad debe ser el reflejo
de lo que merecemos por derecho.
Ese
mundo burbuja es muy cómodo, funciona como el vientre materno, prácticamente
solo debemos levantarnos cada día, hacer lo necesario por subsistir, criticar
el sistema como tema de conversación casual, aportar al capitalismo de consumo1,
asegurarnos que nuestros seres queridos aun respiran e irnos a dormir para al
día siguiente despertar a lo mismo.
Entonces
todos nos montamos en la carreta como borregos, y si alguno sale de esta por
voluntad propia en el despertar de su conciencia, resistiéndose al estado
sedativo que nos han sumergido generación tras generación, entonces tratan de secuestrarnos
en el sistema.
Es
verdaderamente tentador, te identifican como instrumento de cambio y a toda
marcha te ofrecen la oportunidad de mostrar tus buenas intenciones formando
parte del gabinete de quienes se sirven a ellos mismos. Intentan persuadirte a
pasarte de “ese lado de la balanza” como única forma de promover
transformaciones, pero su única finalidad es que la esperanza puesta en ti
termine putrefacta al igual que tu reputación.
¿Qué
hacer cuando las sugerencias te invitan a ser parte de un sistema dañado donde
todos juegan a levantarse y taparse las faldas? “Sólo puedes generar transformaciones y promover cambios desde adentro”…
FALSO, si todos están de “ese lado” ¿cómo se equilibra la balanza?
Los
intereses han movido la humanidad hacia el desarrollo de las sociedades, en una
ola sin frenos, y ante cada gran interés individualista de poder, llega la
avalancha de indignación común para hacer el equilibrio.
“Si
todos se sientan del mismo lado, el peso hará que se hunda el barco”.
Cuando
los ciudadanos/as aseguran su espacio como guardianes de los intereses comunes
y veedores de la administración pública e intereses particulares de algunos
sectores privados, se asegura el sano equilibrio entre los intereses
individuales y los colectivos.
Resulta
molestoso para quienes pretenden continuar enriqueciéndose a costa del
desinterés e ignorancia del pueblo, que sus ciudadanos/as se revelen y luchen
por hacer valer sus derechos, por velar que se cumplan las leyes y normas.
Con
cada borrego que sale de la carreta y asume su rol con responsabilidad y real
compromiso, se alcanza otro peldaño en el derecho colectivo… no es casualidad
que las situaciones se resuelvan, las soluciones llegan cuando se trabaja en
conjunto y con determinación.
¿Quieres
promover cambios en tu país? Alza tu voz, únete a personas con el mismo deseo y
propósito, organícense, NO se detengan en distracciones, sean persistentes y
perseverantes, amárrense a su FE y que el sentimiento del primer día sea la
llama que les mantenga la motivación en momentos difíciles.
*1. El capitalismo de consumo surge en 1920 a medida que las relaciones públicas industriales se
volvieron omnipresentes y utiliza técnicas derivadas de la psicología y la
sociología para masificar los bienes de consumo del mercado, a través de la
manipulación corporativa de los consumidores que compran (y siguen comprando)
los bienes materiales.
Escrito por: María Isabel Serrano Dina
-Publicado Martes 18 de Febrero 2014, periódico La Información, Santiago, Rep. Dom.-
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