El salón de clases se ha quedado corto ante las demandas de esta generación de discentes. Educar sin provocar la transcendencia de cada individuo carece de sentido al mismo tiempo que resulta en pérdida de tiempo.
Los proyectos ambientales de
aprendizaje-servicio buscan colocar de protagonista a los estudiantes, ayudarlos
a desarrollar herramientas que les permitan conducir procesos y propuestas,
ejecutarlas y liderarlas. Involucrarlos en iniciativas sociales en las cuales
ellos deban apropiarse de los proyectos, no los profesores ni los padres, les
permite a los estudiantes conectar con la realidad de las problemáticas a las
que nos enfrentamos cada día, generando una empatía con los casos de estudio
que los lleve a constituirse en promotores ambientales.