El salón de clases se ha quedado corto ante las demandas de esta generación de discentes. Educar sin provocar la transcendencia de cada individuo carece de sentido al mismo tiempo que resulta en pérdida de tiempo.
Los proyectos ambientales de
aprendizaje-servicio buscan colocar de protagonista a los estudiantes, ayudarlos
a desarrollar herramientas que les permitan conducir procesos y propuestas,
ejecutarlas y liderarlas. Involucrarlos en iniciativas sociales en las cuales
ellos deban apropiarse de los proyectos, no los profesores ni los padres, les
permite a los estudiantes conectar con la realidad de las problemáticas a las
que nos enfrentamos cada día, generando una empatía con los casos de estudio
que los lleve a constituirse en promotores ambientales.
Es interesante conocer el proceso en
que ha derivado la iniciativa de certificar las escuelas a través del programa
Eco escuelas que impulsa la FEE[1]
y el Instituto de Derecho Ambiental de la República Dominicana. Este programa estimula
la construcción de líderes ambientales protagonistas de transformar su entorno
y de llevar el mensaje más allá de su escuela y comunidades.
Involucrar los estudiantes en
procesos reales a través de programas y proyectos que desarrollan las
organizaciones no gubernamentales, orientadas a trabajar con temas socio
ambientales, representa una excelente estrategia docente que los ayuda a
convertirse en promotores ambientales.
En el aula, se pueden enriquecer los
procesos educativos a través de dinámicas colaborativas y debates de
alternativas para la toma de decisiones que lleven a la resolución de
problemáticas socio ambientales. Convertir el aula en un espacio de discusión
para el análisis integral de los conflictos y las problemáticas comunes, empodera
los estudiantes de su propio proceso de transformación reforzando el proceso
con instrumentos didácticos para la reflexión, el cuestionamiento y la ponderación
de ideas.
Es en el intercambio crítico, dinámico
y recursivo que los planteamientos y fundamentaciones cobran vida a lo interno
de los estudiantes, es cuando asumen una postura activa ante las necesidades
socio ambientales del entorno promoviendo en ellos la intención de aportar con
acciones reales y concretas a la construcción de un mundo mejor.
Tener la oportunidad de encontrarme
en una posición de servir a la ciudad, el cual puedo combinar con mi trabajo
docente universitario y escolar, me permite articular ambos esfuerzos para
proporcionar escenarios en los cuales se involucren los estudiantes y sean
ellos quienes lideren los cambios en las comunidades intervenidas, a través de
los proyectos socio ambientales de la ciudad que trabajamos con las
organizaciones no gubernamentales. La nueva educación ambiental ha reinventado
el sistema entendiendo que solo veremos una conciencia ambiental al darles el
control de tomar decisiones, producto de discusiones previas detonadas en las
clases, y encauzar esa motivación que despierte en ellos dar continuidad al
debate y sus propuestas, con hechos concretos, para verlos luego continuar en
este voluntariado de causas justas, o asumiendo posiciones de poder para la
toma de decisiones que benefician la colectividad.
Y puedo hablar por la experiencia
ganada en este ámbito laboral, desde las vivencias que el aprendizaje
transformador me ha brindado, saltar del método conservador hacia una
metodología más humana, con visión crítica y abierta a la exploración de los
asuntos relacionados con la ecología, la política, la economía y la sociedad;
que los estudiantes puedan ahondar y examinar detenidamente, en detalle, la
desigualdad social, y la relación del bienestar de una sociedad de consumo con
las desavenencias sociales y ambientales; entrar a profundidad en campo con cada
tema discutido en clase, favorece el compromiso social de los estudiantes desde
una perspectiva transformadora internamente y hacia afuera.
Este carácter intelectual, analítico,
crítico, activista, multicultural e inclusivo, experiencial, basado en valores
y centrado en el estudiante de los proyectos de aprendizaje- servicio, favorece
la comprensión de la complejidad de los problemas medioambientales, sociales,
económicos, políticos y culturales. (Wade, 2001).
Escrito por: María Isabel Serrano Dina
Publicado:
Lunes 26 de Noviembre 2018
Santiago, República Dominicana
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