Motivada por la visita reciente a playa Sosúa, a la que solo queda un espacio de arena de aproximadamente 30 metros, y la problemática recurrente con las granceras en República Dominicana, dedico este escrito aclarando algunos puntos relevantes, para evitar caer en confusión ante la incidencia de los eventos atmosféricos.
Gran parte de la arena que acaba en nuestras playas, procede de los aportes continentales de ríos y bancos de arena. Pero, el incremento del nivel del mar como resultado del calentamiento global, los temporales extremos, el comportamiento de las mareas, y muy en especial el factor humano, interactúan como fórmula perfecta en la desaparición de nuestras playas, al reducirse el volumen de la arena en las zonas de costas.
La dinámica natural entre los bancos de arena que mueven las mareas entre los ríos y las playas, se está viendo alterada por la extracción no regulada del material en los ríos del país.