Si queremos una
mejor ciudad debemos poner atención a la gestión de los espacios públicos; los
peatones y conductores debemos exigir espacios urbanos de calidad, en los
cuales sea saludable y agradable transitar, de igual manera tenemos la
obligación de cuidarlos.
El estudio
realizado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), determinó que para
atenuar la contaminación ambiental producida en la zona urbana se requiere
disponer como mínimo de 10m2 de área verde por habitantes en la ciudad,
Santiago de los Caballeros no alcanza los 2m2/habitante y este exiguo número no
ostenta de espacios públicos de calidad.
Nuestros
parques son jaulas de hierro y cemento, inseguros, insostenibles y convidados a
la soledad en el olvido.
La
impermeabilización de la superficie de los espacios públicos como parques,
plazas, plazoletas, aceras, estacionamientos, calles y demás; constituye una de
las problemáticas actuales de mayor preocupación, reduciendo la calidad de los
espacios públicos, condicionando la vida de los ciudadanos. En adición a esta
realidad notamos la contaminación ambiental generada por la basura, el humo de
vehículos e industrias, en contraste a la falta de verde urbano que sirva de
filtro para atenuar esta condición.
Una ciudad que
carece de espacios públicos verdes, (VERDE sinónimo de vegetación, no de muros
pintados de verde ó superficies impermeabilizadas por materiales simuladores),
representa una ciudad gris, enferma y con reducidas perspectivas de buena salud
integral. Individuos infelices e insatisfechos, malhumorados y violentos… algo
en lo que nos estamos convirtiendo los Santiagueros cuando transitamos la
ciudad.
Otro estudio de
la OMS indica que las ciudades con poca vegetación y pocos espacios verdes, que
se proyecta en función del vehículo privado mas que el tránsito peatonal, la
bicicleta y trasporte público, con un crecimiento desorganizado y mal
planificado, constituye un peligro para la salud integral de sus individuos;
por el contrario una ciudad con espacios públicos de calidad destinados a la recreación,
el esparcimiento y la circulación adecuada, que invite sus ciudadanos a
caminarla, cuidarla y respetarla, influye directamente en el buen estado
anímico, físico y emocional de las personas.
A nuestros
planificadores urbanos, encargados de gestionar y salvaguardar una ciudad sana
y vivible, de forma integral a presente y futuro, se les ha olvidado considerar
los seres vivos que interactúan en esta (Humano, Flora y Fauna), los cuales
mantienen el equilibrio de los ecosistemas naturales y artificiales que
conforman la ciudad.
Vamos a
tomarnos el tiempo de mirar hacia atrás, ver lo que tenemos, lo que hemos
construido, y analizar la proyección de nuestra ciudad, hacia dónde nos
dirigimos… ¿qué modelo de ciudad queremos?, porque en la dirección que vamos no
se contempla un futuro prometedor.
Escrito por: María Isabel Serrano Dina
-Publicado Martes 8 de Enero 2013, periódico La Información, Santiago, Rep. Dom.-
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