Muchas son las opiniones y criterios encontrados sobre el uso del
término “Sostenible” en el mercado actual de la Arquitectura. Es “como una
moda” a la que todos tenemos que integrarnos, para ser parte de una “élite” ó
clase social especial en el ejercicio de la profesión.
Resulta alarmante e incluso preocupante, la forma en que nos programan y
nos hacen cómplices de lo que, en la mayoría de las veces, ni siquiera
entendemos exactamente; nos marean y nos venden una falsa realidad, si
usted no está de acuerdo o simplemente cuestiona el sistema, se queda fuera del
círculo, y pasa a formar parte del “resto”.
Me atrevo ha asegurar, que el mayor problema de las sociedades, como
consecuencia de la revolución industrial, es la necesidad de tener lo último,
lo mas novedoso, “lo que está de moda”.
¿Cuál es el problema de fondo con la máscara de la Sostenibilidad? el
diseño arquitectónico es lo que menos se valora en esta “Sostenibilidad
elitista”, ¿por qué? Bueno el diseño arquitectónico es responsabilidad del
arquitecto, no deja ganancias directas a los “comerciantes”, por lo tanto, como
la verdadera inversión está en los materiales y tecnologías… ¡Vamos a
certificar los edificios que hagan uso de materiales y tecnología de
vanguardia! Y entonces nace el famoso “sello
VERDE”.
¿Cómo podemos hablar de
una arquitectura como sostenible si solo se limita a un grupo de clientes que
pueden pagar el costo elevado de este tipo de proyectos?, entonces, ¿Cómo
puede ser Arquitectura Sostenible si no es sostenible en sí misma, si no puede
ser sostenible para todos sin distinción?.
Una cosa es el diseño arquitectónico, otra los materiales con que se
construye, y otra cosa es la eficiencia energética y las tecnologías. Si el
diseño arquitectónico no es de calidad, enfocado en dar respuesta al lugar y a
los seres humanos, por mas tecnologías y sistemas de bajo consumo, el edificio
generará altos costos de construcción y mantenimiento, (necesitará materiales
caros de alta tecnología, para compensar un poco la deficiencia del diseño, y
por supuesto se deberá incurrir en sistemas muy eficientes que reduzcan el consumo,
aunque sea mínimamente).
Por ejemplo, un espacio que carezca de iluminación natural de calidad,
requiere iluminación artificial de forma permanente, como el caso de
hospitales, bancos, escuelas, entre otros. No es lo mismo una bombilla
encendida desde las 8:00 am hasta las 5:00 pm (horario de banco), que si sólo
se encienden en momentos de ausencia de sol ó de poca actividad solar.
Escrito por: María Isabel Serrano Dina
-Publicado Martes 22 de Enero 2013, periódico La Información, Santiago, Rep. Dom.-
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