Ciertamente las vacaciones solo existen para los
que trabajamos arduamente todo el año con el interés de sobrevivir a esta dura
crisis económica, en la cual insiste la corrupción mantenernos ahogados.
Para la delincuencia las vacaciones son momentos
perfectos de delinquir, como el caso de la casa Patrimonio Nacional de Santiago
derribada en tiempos de pasarla en familia y Amor, a propósito del ignorante desinterés
ciudadano, los abrazos de palmaditas y las fotos simpáticas entre los que
ostentan cargos en la administración pública y los “locos por ser”.
Vivimos la época de no tirar piedras, mejor diría
de no “levantar faldas”, en los refajos de los que juegan a planificar y
destruir la ciudad, para su beneficio personal, se esconden las “turbias aguas
de la desidia y la ruindad” donde la humildad se usa de comodín… mientras se
adulan desde la vidriera en la “culta” cúspide de la corrupción y la
mezquindad, donde pelean los EGOs, en el bajo y oscuro trasfondo se manejan con
el desenfado que les vuelve cómplices de la inmundicia.
Por regla general no se pueden levantar las faldas
entre ellos, pues todos usan refajos rotos… y al final se pasan paños tibios,
aunque recuesten sus cabezas en duras almohadas rellenas de dinero del pueblo.
Algunos otros bailan en medio, buscando
reconocimiento social ó al menos hacer vitrina, jugando en abogados del diablo
que a veces hacen de payasos… en una bipolaridad de acciones, poco coherentes
entre sus pensamientos, palabras, obras y “omisión”.
Estos son expertos en vendernos ratas por liebre, intermediarios
de la gran estafa; nos hemos convertido en sociedad de ignorantes por decisión,
movidos en burbujas tintadas, ciegos de cerebro y burdos de sentimiento. Un
país lleno de personas que nos estafan día a día, un pueblo cada vez mas pobre,
aunque ricos en apariencia… endeudados en la percepción y la dicotomía de la
conveniencia.
Los funcionarios públicos, verdaderos millonarios por
cachondeo con las riquezas de la nueva clase social “ciudadano civil
trabajador”, hacen carnavales gastando nuestros impuestos en sus lujos, son
bonitos bufones sin clase, ridículamente vistiendo de marcas y moda europea,
pareciera que con eso lavan sus cuerpos manchados de soberbia e impunidad. De
nada sirve disfrazarse, se les nota su deficiencia del 4% por encima de la alta
costura. Pueden ser muy gatos, pero realengos… me recuerdan a Don gato y su
pandilla, solo que multiplicados e infestados de peste bubónica.
Y así muchos empresarios le juegan al monopolio con
sus propias reglas, para subsistir en el mercado de lo incierto, perdiendo la
capacidad de mantener su dignidad, sólo para que no le pasen factura.
Que no se nos olvide… algunos delitos no pueden ser
tipificados por el momento, sobre todo en estos nuevos tiempos de la
permisividad del estado, generalmente beneficiando a los “delincuentes con
permiso electoral”, sin embargo, hechos que violentan la ley no dejan de ser
delito castigable, si no hoy cuando así sea. Los que piensan que podrán dejar
el barco con el hoyo y salir en su helicóptero privado, les recuerdo todo llega
tarde ó temprano, aunque sea en la sucesión… porque todo llega.
Escrito por: María Isabel Serrano Dina
-Publicado Martes 14 de Enero 2014, periódico La Información, Santiago, Rep. Dom.-
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