Debemos
ser persistentes en nuestra demanda por una administración eficiente,
transparente y consciente de nuestro ambiente y recursos naturales...
Un
país pobre en administradores públicos, con hambre de justicia pero rico en
ambiente y recursos naturales… Vergonzosamente mal explotados, sin preocupación
alguna de preservación, de calidad de vida. Un ambiente sano significa
sociedades sanas.
La
explotación minera, es tema delicado en un país de territorio pequeño. Una isla
que depende en gran medida de la explotación de sus recursos naturales como
base de la economía, pero “pensamos tan inteligentemente” como para vender
nuestra calidad de vida a cambio de “bolsillos felices sin fondo”, como si al
terminar su gestión les esperara un avión a Wonderland para nunca volver…
Tenemos
cara de necesidad y mente de codicia en el estado, pero sobre todo andamos
dopados por desconocimiento. Dice un dicho “el que no sabe es como el que no
ve” y realmente estamos muy ciegos…
“No
estoy en contra de la explotación minera, estoy a favor del ambiente, que es lo
mismo que estar a favor de la vida misma”. Sobre todo y como he dicho, en un
territorio abundante pero finito.
La
explotación del ambiente a través del turismo, otra de las principales fuentes
de ingresos al país, precisamente por lo hermosa de nuestra tierra: Montañas,
playas, ríos, caídas de agua, cuevas, manantiales, biodiversidad de flora y
fauna, y todo un gran ETC de color y paisaje... TODO en este pedacito de tierra
con la que hemos sido bendecidos por tantas riquezas naturales...
¡Sí!,
nuestras mas grandes riquezas son nuestros recursos naturales, pero...Nos
encontramos ante un estado que no contempla como prioridad nacional la cuidadosa
administración de los recursos naturales, NUESTRO AMBIENTE. Para el estado
explotar significa dar permiso para destruir y devolvernos contaminación a
cambio.
Vemos
un estado que insistentemente y a pesar de la voluntad de los dominicanos y
dominicanas, se esfuerza en degradar estas grandes maravillas obsequiadas gratuitamente,
de las cuales, si no están cercadas o permutadas disfrutamos y ofrecemos con
orgullo a visitantes del mundo.
Los
HAITISES, Bahía de las Águilas, La Isabela, el Rockash en Samaná (¿recuerdan?),
Luperón y los manglares... Los incendios de la Sierra de Bahoruco, Las plantas
a Carbón en Baní, La carretera Cibao-sur y Loma Miranda... República Dominicana
presenta una historia de luchas ciudadanas por hacer respetar del estado y “los
poderosos”, nuestro patrimonio natural.