¿Es posible hablar de consumo y producción sostenible en la región latinoamericana?
Una granja de crianza libre con gallinas,
vacas, cerdos, donde se alimentan y cuidan de manera natural, paseando
libremente al sol y la sombra del arbolado. Una finca en la cual los cultivos
están mezclados, por compatibilidad en el uso del suelo y absorción de
nutrientes, libre de agroquímicos sintéticos, que funciona como la naturaleza
lo hace en su estado natural. Una comunidad que se alimenta con productos de
manufactura local, con criterios de responsabilidad social y procesos amigables
con el ambiente. La autoconciencia para reducir el consumo de productos
desechables de un solo uso, para erradicar el uso de productos derivados del
petróleo, el aprovechamiento de las aguas grises y su eficientización para el
consumo; una empresa que reduce el consumo de papel, que mejora la calidad de
vida de sus empleados dentro y fuera de la empresa, que promueve hábitos
saludables dentro de la empresa y desarrolla iniciativas para aportar a su
entorno en mejora del ambiente y la sociedad.
Una ciudad que aprovecha al 100%
los residuos inorgánicos revalorizando los materiales para generar valor y
nueva materia prima, reduciendo con esto la necesidad de extraerlos del
ambiente; y que procesa lo orgánico para producir abono, con procesos sociales
inclusivos y participativos, contribuyendo simultáneamente a la reducción de
las fuentes generadoras de contaminación. Un país que trabaja en reducir la
pobreza, una de las mayores causantes de la contaminación urbana y rural,
apostando a nuevos sistemas de producción que generen alternativas laborales
con nuevas ofertas de empleo.