Es muy probable que esta temporada ciclónica esté influenciada por el fenómeno del Niño en el Caribe, lo que induce a un año más propenso a la sequía.
La sequía estacional comprendida entre los meses de enero, febrero y marzo, con dos meses anteriores de escasa pluviometría (noviembre y diciembre), algo atípico producto de la ausencia de sistemas frontales, nos sitúa ante una alarmante previsión de extensiva escasez del recurso agua.
Sequía no debería ser sinónimo de escasez de agua, sin embargo, un país que no prioriza la inversión en la preservación óptima de su capital ecológico, aún mine de presas el territorio, no tendrá agua que llene esos embalses y, ¿Qué economía sobrevive sin agua? ¿De dónde nos abasteceremos?
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¿Cómo enfrentaremos los incendios forestales naturales y provocados? Cabe mencionar que tampoco contamos con los suficientes bomberos forestales, quizás llegamos a los 100 bien entrenados.
Nuestros primeros reservorios de agua son los bosques biodiversos. Necesitamos más bosques urbanos, más bosques protegidos con alta biodiversidad, más espacios naturales captadores de agua, necesitamos al 100% nuestras #ÁreasProtegidas y cambiar la forma tradicional de hacer agricultura y ganadería por prácticas mas compatibles con la sostenibilidad de los recursos naturales.
Mientras el cambio climático amenaza con incrementar los eventos atmosféricos, un aspecto especialmente relevante en países como la República Dominicana, proteger los sistemas naturales captadores agua debería primar en la visión de desarrollo. Nadie puede tomar agua de un vaso vacío.