María Isabel Serrano Dina
Martes 14 de julio 2020,
Santiago, República Dominicana.
Analizando el artículo de Globalization, Privatization, and Free Market Economy, de C.P. Rao, el autor realiza una comparación
interesante con la paradoja de la mejora alcanzada en
algunos indicadores ambientales en los más desarrollados, versus el
incremento sostenido en la inequidad social y las enfermedades infecciosas en
el resto del mundo.
Además, plantea que las propuestas ambientalistas quedan
atrapadas en la sustentabilidad ecológica, como si con esto se lograran mejoras
sociales de forma automática. La realidad actual indica que entre tanta
preocupación por el ambiente caemos fácilmente en una ecología profunda como le
llamó el filósofo noruego Arne Naess. La ecología profunda mantiene el centro
de atención hacia plantas, animales y factores abióticos, mismos que deben ser
respetados independientemente de su utilidad humana, según lo expresa el
filósofo.
El enfoque de la ecología profunda tiene su origen como
respuesta a la industrialización masiva
y el consumo inconsciente, viéndose como una salida necesaria y
oportuna. Sin embargo, tal como expresa C. Rao
en su libro Globalization, privatization
and free market economy de 1998:
“Las relaciones en
ecología nunca son lineales, comprenden una serie de interrelaciones muy
complejas, y cualquier intento por aislar o por controlar una sola actividad
resulta reduccionista e incluso inapropiada”. (Rao, 1998, p. 65-66)[1].
Como vemos, danzamos en la ambivalencia de este discurso desde que empezamos a hablar de desarrollo sostenible. Intentar mirar la problemática mundial meramente medioambiental
sin considerar el impacto generado a la economía y la sociedad del resto del
mundo, quiebra cualquier intento de sostenibilidad, considerando que la
necesidad de proteger el planeta y los recursos naturales no puede ser otra que
tenga de propósito mejorar la calidad de vida de las personas, a través de una
economía circular, sólida y estable, que garantice a las sociedades
obtener bienes de consumo, una vida digna y felicidad.
Entre la sustentabilidad ecológica y la sustentabilidad
económica no existe mayor complejidad, tal como expresa el autor del artículo, mientras
más nos acercamos a mantener la naturaleza en su estado original mayor es la
sustentabilidad ecológica; la economía está impulsada entre otras cosas gracias
a la competitividad del mercado y su enfoque lineal de producción, pero en el centro podemos encontrar como ente conector, la demanda creciente de tecnología más
eficiente y sustentable. Por el contrario, bajo el sistema actual de desarrollo nos encontramos ante la incapacidad
para construir una base estable hacia la sustentabilidad social; miremos los desafíos
que presentan la pobreza y el incremento poblacional, como detonantes de la
degradación ambiental, la la precariedad
económica que condiciona la posibilidad de acceder a otras formas de generación de recursos, presiona también la sostenibilidad ecológica. El crecimiento macroeconómico, basado en el sistema lineal de producción, externaliza el desarrollo humano.
Como más personas implican más consumo, en un planeta de
recursos finitos, se le daba mayor peso al planteamiento basado en la
sustentabilidad ecológica como enfoque principal del Desarrollo Sustentable,
hasta que se empezó a ver la participación social como la variable clave, tal
como planteó Foladori en 2002, y cito:
“capacitar mejor las presentes generaciones para hacerlas menos vulnerables frente al futuro”.
“capacitar mejor las presentes generaciones para hacerlas menos vulnerables frente al futuro”.
Solamente integrando las personas como centro de la transformación económica y social, bajo el enfoque de una economía circular, es posible conseguir el desarrollo sustentable. Es así como los grandes retos para alcanzar el desarrollo
sustentable recae en la capacidad de obtener la sustentabilidad social, el desarrollo humano, y el tejido
de sus propios desafíos. Apoyar el progreso social en el marco del
empoderamiento y la participación activa, supone un mayor involucramiento de
quienes deben protagonizar sus propios procesos de transformación, y la gobernanza. Mientras no se dé el cambio en los procesos de producción
para obtener productos más duraderos y tecnologías más limpias y eficientes, y
que pueda estar al alcance de todos los grupos sociales, la degradación de la
naturaleza y sus limitados recursos seguirá superando las demás dimensiones.
Mientras la generación de riquezas sea el poder que mueva al
sistema productivo, y el sistema de consumo mundial, la acumulación y la
concentración del capital continuará patrocinando el acelerado curso de la
miseria, viendo reducido cualquier posible avance que prometa el equilibrio
entre la sustentabilidad ecológica y la social.
Alcanzar el desarrollo sustentable debe tener como plataforma un enfoque en economía circular y la promoción del desarrollo humano. El sistema lineal de desarrollo, es incompatible con la creación de oportunidades reales, la conservación de nuestros recursos naturales, el crecimiento económico sostenido y la calidad de vida de las personas.
Alcanzar el desarrollo sustentable debe tener como plataforma un enfoque en economía circular y la promoción del desarrollo humano. El sistema lineal de desarrollo, es incompatible con la creación de oportunidades reales, la conservación de nuestros recursos naturales, el crecimiento económico sostenido y la calidad de vida de las personas.
El
autor compara el tiempo que llevamos trabajando en el tema desde que
incursionamos en el desarrollo de la conciencia ambiental, y lo poco que hemos
avanzado en esta materia.
La
disparidad entre los avances parciales en temas de sustentabilidad ecológica en
países desarrollados, y el crecimiento de la desigualdad social con los países
en vía de desarrollo, supone diferencias importantes en torno a los alcances de
los objetivos de desarrollo sustentables en la globalidad, cada vez más ambiguo,
por depender del calentamiento global como indicador principal.
Un aspecto que no se plantea en el texto, pero que cada vez toma más peso, es la
paradoja de los sistemas de generación eléctrica y los sistemas de producción. Los países desarrollados crecieron a partir de las tecnologías sucias
y baratas, afianzaron su economía heredando a nuevas generaciones un pasivo ambiental, donde el costo social, ecológico y económico les está pasando factura con altos intereses. Ciertamente, la capacidad económica
de estos paises facilita transformar su base energética hacia tecnologías limpias,
renovables y eficientes, pero aprendieron tarde. Incluso China está transformando su sistema de producción, tomando de motivación su decadente promedio de vida, como consecuencia de la contaminación ambiental.
Los países en vía de desarrollo no han tenido la misma oportunidad, lo sabemos. Actualmente se busca apoyar los países en vía de desarrollo para que puedan hacer el mismo proceso de los paises desarrollados en el menor tiempo, a través de bonos de carbono y otras facilidades. Establecer compromisos de apoyo y colaboración hacia el grupo de países con economías más débiles. La pregunta es si estos esfuerzos realmente apuestan a reducir la inequidad social y a reducir la pobreza social.
En estos paises aún en proceso de desarrollo, como la República Dominicana por ejemplo, dependemos de un sistema de producción de bienes y servicios basado en el sistema de explotar, producir, consumir y tirar. Este sistema lineal de producción compromete su propio sistema económico, llevando al agotamiento de los recursos y al estrés hídrico. En un país altamente vulnerable al cambio climático, como resultado de condiciones globales (el calentamiento global), a condiciones regionales (su ubicación geográfica), y a condiciones locales (la degradación ambiental resultante de la incapacidad para implementar políticas efectivas de gestión ambiental), la Estrategia Nacional de Desarrollo debe tener como eje transversal, no atravesado, la gestión ambiental y los recursos naturales.
Hablamos de limitaciones del sector público por la visión conservadora basada en la macroeconomía, y la presión del sector privado para mantener su sistema tradicional de producción, ese mismo que lleva a la carencia y al agotamiento de los recursos naturales, ese mismo que está basado en el endeudamiento y el incremento de la pobreza.
Para promover la transformación del sistema de desarrollo del territorio hacia uno cíclico, en contraste con el falso concepto de aprovechamiento ilimitado de los recursos naturales, ya no tan abundantes, compatibilizar la conservación y el desarrollo humano con el crecimiento económico, más que indispensable, es la única vía.
Satanizamos la conservación por considerarla antagonista de los sistemas de generación eléctrica y de los sistemas de producción en general (agricultura, minería, industria, etc), y es cierto, si partimos del actual sistema obsoleto de desarrollo que no promueve más que la generación de riquezas a grupos minoritarios. Incluso para estos grupos ya establecidos, el reloj empezó a correr en sentido inverso. No hemos entendido que ningún pais puede avanzar sin asegurar la sostenibilidad de los sistemas productivos, y para ello debemos asegurar la sostenibilidad de los recursos naturales, en especial el agua.
Todos los sistemas productivos dependen de la disponibilidad de agua, la disponibilidad de agua depende de bosques captadores de agua, de ecosistemas naturales saludables, y estos últimos, de eficientes políticas de gestión ambiental.
Entonces, ¿Cuál es el camino a seguir? la respuesta es más que evidente. ¿Es posible transformar nuestra estructura? Sin lugar a dudas ¿Contamos con los recursos para llevarlo a cabo? Tenemos todo lo que necesitamos para empezar.
La pregunta sin respuesta aparente es, si estamos dispuestos. Voluntad compartida.
Los países en vía de desarrollo no han tenido la misma oportunidad, lo sabemos. Actualmente se busca apoyar los países en vía de desarrollo para que puedan hacer el mismo proceso de los paises desarrollados en el menor tiempo, a través de bonos de carbono y otras facilidades. Establecer compromisos de apoyo y colaboración hacia el grupo de países con economías más débiles. La pregunta es si estos esfuerzos realmente apuestan a reducir la inequidad social y a reducir la pobreza social.
En estos paises aún en proceso de desarrollo, como la República Dominicana por ejemplo, dependemos de un sistema de producción de bienes y servicios basado en el sistema de explotar, producir, consumir y tirar. Este sistema lineal de producción compromete su propio sistema económico, llevando al agotamiento de los recursos y al estrés hídrico. En un país altamente vulnerable al cambio climático, como resultado de condiciones globales (el calentamiento global), a condiciones regionales (su ubicación geográfica), y a condiciones locales (la degradación ambiental resultante de la incapacidad para implementar políticas efectivas de gestión ambiental), la Estrategia Nacional de Desarrollo debe tener como eje transversal, no atravesado, la gestión ambiental y los recursos naturales.
Hablamos de limitaciones del sector público por la visión conservadora basada en la macroeconomía, y la presión del sector privado para mantener su sistema tradicional de producción, ese mismo que lleva a la carencia y al agotamiento de los recursos naturales, ese mismo que está basado en el endeudamiento y el incremento de la pobreza.
Para promover la transformación del sistema de desarrollo del territorio hacia uno cíclico, en contraste con el falso concepto de aprovechamiento ilimitado de los recursos naturales, ya no tan abundantes, compatibilizar la conservación y el desarrollo humano con el crecimiento económico, más que indispensable, es la única vía.
Satanizamos la conservación por considerarla antagonista de los sistemas de generación eléctrica y de los sistemas de producción en general (agricultura, minería, industria, etc), y es cierto, si partimos del actual sistema obsoleto de desarrollo que no promueve más que la generación de riquezas a grupos minoritarios. Incluso para estos grupos ya establecidos, el reloj empezó a correr en sentido inverso. No hemos entendido que ningún pais puede avanzar sin asegurar la sostenibilidad de los sistemas productivos, y para ello debemos asegurar la sostenibilidad de los recursos naturales, en especial el agua.
Todos los sistemas productivos dependen de la disponibilidad de agua, la disponibilidad de agua depende de bosques captadores de agua, de ecosistemas naturales saludables, y estos últimos, de eficientes políticas de gestión ambiental.
Entonces, ¿Cuál es el camino a seguir? la respuesta es más que evidente. ¿Es posible transformar nuestra estructura? Sin lugar a dudas ¿Contamos con los recursos para llevarlo a cabo? Tenemos todo lo que necesitamos para empezar.
La pregunta sin respuesta aparente es, si estamos dispuestos. Voluntad compartida.
[1] RAO, C. P. (Ed.) Globalization, privatization and free market economy. Westport: Quorum Books, 1998.
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