Desde la matemática
simple hasta el atropello a los derechos ciudadanos, el Parque Duarte de
Santiago es ejemplo de irresponsabilidad, arbitrariedad, manipulación de medios
e incompetencia.
Lo cierto es que
veintiséis árboles desaparecieron como por arte de magia, así nada más se
esfumaron, y nadie es responsable pero todos son cómplices.
Jugando a la pelota
caliente, tiran el bufón al medio, porque con seguridad siempre mete la pata,
este correrá con todas las santas culpas. Los más sabios se quedan detrás del
telón haciendo planes para sus propios intereses, a esperar que el impulsivo se
lance al vacío y la sociedad lo crucifique como de costumbre, y esperan…
después, ¡Que siga la fiesta! Los selectivos grupos de poder, mínimo sector que
se ha atribuido a si mismo representar los intereses colectivos, esos que saben
lo que Santiago necesita mejor que cualquier osado en reclamar lo que por
derecho le corresponde, unju, esos.
¡Por fin nuestra plaza
de armas con lindas palmeritas y muchos locales comerciales para los turistas!,
para lucro de los que mueven el desarrollo en esta érase una vez la hidalga
ciudad. ¿Y las prioridades? ¿Por qué tanta inversión solo en la Catedral y su
entorno inmediato? ¿Es sólo ese el Centro Histórico? ¿No hay dónde más
invertir? ¿Dónde está el plan de desarrollo? ¿Es Sostenible?
Mientras
#SeBuscan26árboles, de 58 fichados en el estudio del ISA 2013, esos 26 que fueron
identificados con fotos y descripción fitosanitaria, junto a otros 23 árboles
que aún quedan en pie, mas los 9 árboles que el Ayuntamiento acepta haber
talado “por gusanos” y parásitos renales, seguro algo les picaba y no podían
esperar al consenso ciudadano, al permiso que exige la ley 64-00, a presentar
una propuesta de remozamiento a todos los grupos de la sociedad, no solo al
sector empresarial, iglesia y amigos íntimos.
Parece muy difícil
sumar 26+9+23=58, ¿es que necesitamos un ábaco? Parece casi un logaritmo para
algunas personas. ¿Dónde están esos 26 arbolitos? Sus troncos, ramas, hojas…
¿los responsables?
Y al parecer, el extraño avistamiento ocurrió frente
a las narices de Cultura, la Gobernación, el Arzobispado y los del coro. Ahora
nadie sabe nada, unju. Eso sí, a darle rápido a la plaza, cemento y más
cemento… les encanta la jungla de cemento, ¡ahí están los cuartos!. A todo esto
Medio Ambiente en Santiago se las canta y se las llora, como los mariachi, y de
boca a boca. Otros aguardan calladitos en la oscuridad.
Hagamos la cuenta otra
vez: Eran 58 árboles y solo quedan 23, ¿Cuánto da esa resta? Pues esa es la
cantidad verdadera de árboles talados, repito, según estudio del ISA que diseñó
56 fichas para 58 árboles, 3 árboles en una misma ficha por ser misma edad,
misma ubicación y mismo estado de salud… hablo de 3 caobas bien sanas. ¿Dónde
están? desaparecidas con el resto.
El ISA puntualizo el
54% de los árboles levantados con situaciones que requieren tratamientos,
especificando que pudiera ser costoso pero preferible pues los beneficies de
sustituir ese 54% solo se recibirían en varias décadas, en ese sentido
recomendaban remover/remplazar como última opción y en un corto a mediano
plazo, dada la característica latifoliada de este porcentaje, es decir, su alto
valor ambiental. Pero claro, cuando se quiere ser tiránico cualquier palabrería
es válida, incluso reinterpretar y acomodar un documento técnico a como mejor
les convenga, biblia comodín bajo el brazo.
En lo que dejan la comparsa
podemos hacer una canción matemática con estos números, jugar al ábaco como en
la infancia, o exigir a quienes deben darnos respuestas que expliquen ¿Qué pasó
con los 26 árboles desaparecidos en nuestro Parque Central, pulmón del Centro
Histórico? Porque entre el Parque Duarte, el parque los Jardines, la Av. Antonio
Guzmán, Bella Vista, Av. Las Carreras, las cañadas enterradas, y la larga lista
de eco estupideces de los últimos años, nos dejarán sin pulmones naturales
urbanos que ayuden a reducir la temperatura del ambiente, cada vez más
caliente, y que puedan filtrar la gran cantidad de contaminación que respiramos
en Santiago, en parte gracias a la mala gestión de la basura, las industrias
sin control de emisiones y los gases de los vehículos. ¡Santiago Remenéate!
Escrito por: María Isabel Serrano Dina
-Santiago, Rep. Dom.-
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